lunes, 13 de agosto de 2012

Torrecerredo

A la tercera va la vencida, o al menos eso es lo que dicen. Todo estaba planificado y preparado. A las 8 de la mañana salíamos del aparcamiento bajo el collado Pandébano para subir pasando por los invernales de la Tenerosa hasta el refugio de Urriello.
Toca quitar abrigo, que el sol empieza a apretar.
Sí, pasamos el refugio en hora.

Como de un reloj se tratase, a las diez continuábamos camino a través de la brecha de cazadores hacia la horcada arenera que nos da paso a los jous que nos separan de la base de Torrecerredo. Suerte contar con la experiencia de "Bienve" y "Nano", que se conocen la zona como las palmas de sus manos, que nos hacen atravesar los hoyos sin sobre esfuerzos, para llegar de la mejor forma a la zona que podemos considerar el campamento base, el lugar ideal para desprenderse del peso no necesario para la exigente subida.
La luna sobre la cima.
Delante de una canal que parece ser el mejor sitio para comenzar a subir nos cuentan que no, que justo hacia la izquierda, sin perder de vista la ansiada cima, y siguirendo sendos hitos, vamos ganando altura sin tanto esfuerzo como requiere dicha canal. Un poco más arriba tambien nos revelan que subir por la zona arenosa  no es una buena idea.

Vista de la "pared".
Hemos subido desde ese primer "campamento base" hasta el segundo, lugar donde nos desprenderemos de bastones y mochilas porque es aquí donde echaremos las manos, por una pequeña canal amarillenta, mejor acceso para la trepada que nos acercará a la cima.


Por el "camino", sembrado de hitos, nos encontramos un pequeño vivac natural, en cuya entrada aprovechamos para sacar unas fotos de las vistas desde aquí, a escasos 4 metros de la cima.

Suerte contar con Bienve para subir.
Foto de cima

Y ya está, por lo menos a lo que subir se dice. Hemos alcanzado la cima que no hemos hecho en las otras dos intentonas por falta de experiencia o tiempo. Otra cima a sumar, pero no el final de la ruta, aún queda volver a bajar.
Descendiendo, pero posando...

Dicho y hecho, con la ayuda de nuestro amigo y guía Bienve descendemos el camino ascendido hasta del campamento 2. Allí nos espera Nano, para volver al campamento 1 donde parar a comer. A las dos hacíamos cumbre y hasta las tres no paramos a comer. De pocas no nos da vuelta el estómago...
Reencuentro con Nano.

Para variar un poco la ruta, el regreso a la horcada arenera la hacemos por delante del Jou Negro, desde donde vemos la ruta a la Aguja Cabrones. Y por un camino que no muchos hubiesen elejido, pues no parece tal, volvemos a la horcada, donde alcanzamos las nubes que se acercaban desde Bulnes. Niebla que no abandonamos hasta traspasarla, justo antes de pasar por los invernales de la Tenerosa. Pasamos de tener las nubes a los pies, a tenerlas justo encima.
Jou Negro

Esta ruta se la dedicamos a los compañeros que quisieron estar y no pudieron, y se la agradecemos a nuestros dos guías, Bienve y Nano. Grandes montañeros donde los haya.

Ojea todas las fotos aquí.