sábado, 28 de julio de 2018

Punta Lucero - Ciérvana

El pasado domingo 1 de julio nos reunimos para otra convocatoria de ruta gastro-familiar, en esta ocasión en el entorno de la Playa de la Arena. El objetivo es alcanzar Punta Lucero y reconocer el búnker que allí queda, con sus cañones para la defensa de la entrada al puerto de Bilbao.

La ruta escogida parte del puerto de Cíervana. Pero por suerte al parar en el barrio de La Cuesta para comprobar el punto de partida nos dimos cuenta que la ruta circular pasaba por este punto, por lo que decidimos partir de este.

El comienzo no dejó indiferente a nadie. Pese a que la inclinación no es grande, transcurre por un sendero que se va estrechando y, al estar bastante cubierto, mantiene humedad, lo que hace que resbale ligeramente, más cuando los días previos había estado lloviznando.

En el momento en el que se llega a tener visibilidad del puerto de Bilbao, dado lo despejado ya del camino, además de disfrutar más de este paseo, permite tranquilizar más a los que menos preparados habían venido, por contar con una ruta tan fácil que un calzado deportivo era suficiente. Y lo es, siempre que el calzado tenga una suela apropiada para caminar con vegetación y sin resbalar.

Pronto comenzamos a ver los restos de las construcciones de defensa que se mantienen en pie aún. Alcanzamos la cima, Punta Lucero, 307metros. Pero antes de de comenzar a descender no podemos pasar sin recorrer los túneles bajo el monte que conectan los diferentes nidos de los cañones, oxidados pero aún en pie, que aún vigilan desde la costa todo aquello que se acerca desde alta mar.

Un grupo de excursionistas nos aconsejan bajar directamente hacia la playa y así disfrutar de los chiringuitos en lugar de volver a La Cuesta, aunque eso supone que alguien tendrá que volver a por los coches. La idea es buena así que tomamos camino hacia la playa directamente. Un atajo nos hace perder altura de forma más rápida, de ahí que se llame atajo... y aunque no gusta a todos, hace que en pocos minutos lleguemos a La Arena. El tiempo no acompaña y se oculta el sol. Antes de que nos demos cuenta un chaparrón de verano hace que la comida sea más accidentada pero eso no empaña la ruta. Con los coches ya en La Arena, nos despedimos hasta la próxima.

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