Por fin una ruta de fin de semana. Sobre la mesa una propuesta: conocer mejor la parte occidental de los Picos de Europa. Para ello una ruta de Vegabaño a Torre Beza y Pico Cabroneru. Y para enlazar, una elección que iba más allá de las habilidades del guía y de las condiciones físicas del mismo.
El plan de ruta: acercarnos el viernes por la tarde lo más proximos a la salida, el collado de Angón, para realizar la ruta que debería llevarnos a la Horcada las Pozas para de ahí seguir por Vega Huerta, los Moledizos, El Frade hasta Vegabaño. El refugio nos acogería para al día siguiente volver por la ruta de Beza a las cimas, volviendo a collado de Angón por la Senda del Arcediano.
No es que no estuviésemos convencidos de la dificultad de la ruta, sino que hubo uno que pensó que era más factible de lo que finalmente fue.
Primer día, Sames y más concretamente Les Vegues II nos iba a cobijar la primera noche, de cara de poder llegar lo más pronto posible al comienzo de la travesía. Un baño en la piscina y una tranquila cena nos dejó con buen sabor de boca tras la primera de las dificultades que acompañaron a este fin de semana: uno los coches presentaba una avería en el sistema de refrigeración. Vamos, que perdía agua por un tubo, nunca mejor dicho.
El sábado madrugamos para salir cuanto antes. Tras el desayuno partimos, no sin antes dar de beber al coche, hacia el collado de Angón. En la subida de Amieva a este collado, una nueva parada para enfriar el motor que ya sin remedio nos tenía que acercar a la salida.
Conseguido el primer paso, un descenso rápido del collado al Restaño nos dejaba buen sabor de boca para enfrentarnos a la canal que ya intuíamos. Unos minutos más y nos deberíamos salir del camino para enfrentar la trepada. Pero en la Lampiela no vimos claro el camino a tomar para acercarnos a los sedos, por lo que intentaríamos coger el camino por el que subían los pastores con el ganado a Cuesta Cebolleda. El primer paso era llegar a la majada de Bellanzo, cosa que hicimos sin problema, pero a partir de aquí ya no era tan perceptible la subida a tomar para alcanzar el Abedulu y de ahí seguir el ascenso a la Muda. Tras intentarlo y comprobar que se nos escapaba el tiempo sin hacer cima, teniendo en cuenta el esfuerzo y lo que nos quedaba por recorrer alcanzada Cebolleda, el guia intranquilo decidió dar la vuelta para encarar la senda de la Jocica al Carombo y de ahí a Vegabaño.
El descenso fue duro por lo caótico del terreno, y se fue llenando del silencio de una pequeña derrota, pero que no empañaba el disfrute de este grupo por la montaña y sus caminos.
De vuelta en Bellanzo, tomamos el camino a la presa de la Jocica y de ahí el camino del mismo nombre hacia el Carombo. El calor, el esfuerzo y la vista de las cristalinas aguas del río Dobra nos hacía tender hacia este, tanto que terminamos a mitad de camino descansando a comer en su orilla.
Tras la comida encaramos de nuevo el camino, unos metros por encima de donde estábamos, para ir hasta el Carombo. Una parada en la fuente para recargar fuerzas y tocaba juego de pistas. Las marcas blanquiamarillas se perdian entre caminos de ganado, maleza, árboles y el arroyo. Sabiendo por donde debíamos ascender, nos faltaba encontrar el paso sobre el río que nos dirigía a la la riega de junto al pronto, tras alcanzar el cruce con el camino a Beza, llegábamos a la Vega sobre la que se encuentra el refugio. Una ducha, ropa limpia y una gran cena dió paso al descanso, al menos para algunos. Otros se quedaron a escuchar ronquidos... No hay que pasar este punto sin comentar la dedicación de quienes llevan el refugio, la acogida que nos dieron así como la cena y desayuno que nos proporcionaron las fuerzas para enfrentarnos a la siguiente etapa. Pocos hoteles dan los almuerzos el refugio de Vegabaño.
Tras el desayuno partíamos los primeros hacia Beza. La ruta se separa de las pistas que llevana a Soto de Sajambre y comienzan a subir por la ladera de Beza hasta el collado, pasando por un bosque con grandes ejemplares de árboles. Sin duda un bonito trascurso aunque sea de subida.
Llegados al collado desde el que tomar la canal de misa hacia la cumbre, el estado físico del grupo, tras el esfuerzo del día anterior, nos hacía dejar esas cumbres para otra ocasión y avanzar para encontrarnos con la senda del Arcediano que nos llevaría sobre losas, barro y agua hasta el aparcamiento del collado Angón.
Un total aproximado de 40 kilómetros que nos ha dejado ganas de volver para seguir disfrutando de esta zona de los Picos de Europa. Sólo disponemos del track del primer día, pero hemos trazado la ruta que seguimos al día siguiente para completar esta travesía. El resto de las fotos las puedes ver aquí.
El track del primer día...
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Y el del segundo...
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