Tras la buena experiencia que tuvimos en el refugio de Vegabaño el año pasado, este año decidimos volver
para pasar un fin de semana. Andábamos buscando una ruta de dos días y que todo el que quisiese venir
pudiera hacerlo. Así que pensamos que ir a Vegabaño desde Amieva era la mejor opción para disfrutar de un
fin de semana por los Picos de Europa. Eso sí, este año no nos íbamos a aventurar en busca de caminos que
no encontramos.
Tras juntarnos en la Casa Azul y desayunar fuimos hasta Amieva, cosa que no fue fácil, porque uno de los
chóferes debía tener pocas ganas de ruta porque se equivoco, pasándose de largo en las diferentes salidas
de la carretera alguna que otra vez y para colmo, en la subida al collado de Angón tuvimos que ir al ritmo de
un par de vacas que no se querían apartar para dejarnos pasar.
Una vez en el collado del Angón nos calzamos las botas y comenzamos el descenso hasta la central de El
Restaño, para tomar la Senda de la Jocica hasta la Majada de Carombo y de ahí subir a Vegabaño.
Cruzamos el río Dobra, y empezamos a subir por una pista, con algun tramo de fuerte pendiente hasta llegar
a la presa de la Jocica, lugar en el que disfrutamos de las vistas llamándonos la atención el color de las
aguas del embalse, de un intenso azul (bueno… eso y una vaca muerta que había flotando en el embalse,
pero quería hacerlo un poco mas bucólico).
A partir de este momento la Senda de la Jocica se convierte realmente en una senda que comienza a
remontar el desfiladero del río Dobra hasta que llegamos a la majada del Carombo junto a frondosos
bosques de haya y roble, zona que está considerada como una de las zonas mejor conservadas de Picos de
Europa, ya que pese a ser muy accesible no esta muy transitada.
Teníamos la idea de comer en la majada, junto a la fuente, pero el calor nos hizo ir hasta el puente que se
encuentra a la entrada del bosque para comer más fresquitos junto al río y a la sombra.
Para la tarde ya no nos quedaba mucho, pero aun teníamos que hacer la subida más dura de todo el día
hasta empalmar con la pista que nos lleva a Vegabaño en el puerto de Barcinera. Una vez en el refugio ya
solo quedaba tomarse unas cervezas tras meter los pies al frio arroyo y ducharnos con vistas al macizo
occidental de Picos, mientras esperamos a que nos sirviesen la espectacular cena que siempre preparan en
este refugio (y no defraudó).
Al día siguiente tras un buen desayuno, nos ponemos en marcha… como estamos hechos unos comilones
(unos mas que otros, ya que no paraban de pensar en un cachopo desde el día anterior), el objetivo era
llegar al coche a medio día para poder comer en algún restaurante. La vuelta la hicimos por la Senda del
Arcediano, antigua calzada romana que se utilizo como vía de unión entre Asturias y León hasta que se
construyo la carretera que pasa por el desfiladero de los Beyos.
La senda del Arcediano GR-201 una de las rutas mas emblemáticas (no digo que sea la mas emblemática, y
menos para nosotros que como cántabros que somos esta zona de Picos nos queda mas a desmano y
conocemos muy poco) de Picos de Europa, parte desde el puerto de El Pontón, que separa el Valle de
Sajambre con la zona de Riaño y termina en Amieva (pasando por el collado de Angón donde tenemos los
coches). Esto fue tema de conversación de la que íbamos de camino al puerto de Beza donde enlazaríamos
con esta senda, mientras admirábamos los “caprichos de la naturaleza” (ya sabéis que a veces el Presi se
pone esplendido, aunque hay que reconocer que se trataba de uno de los tramos mas bonitos de toda la
ruta) como el de “pues aquel es el pico no se que que hay una ruta que se sube y también baja al refugio” o
“el año pasado nos quedo pendiente subir al Cantu Cabroneru por la canal de Misa, que es uno de los picos
emblemáticos de esta zona”, etc. Conclusión… sabíamos que lo que quedaba ya no requería de mucho
esfuerzo físico e íbamos fantaseando con futuras rutas por la zona para poder volver a pasar una noche en
el que se esta convirtiendo en nuestro refugio favorito.
Cuando llegamos al Puerto de Beza conectamos con la senda del Arcediano y pasamos la portilla que nos
vuelve a meter en Asturias, ya que Vegabaño esta en la provincia de Leon y desde aquí ya todo era bajar
hasta el coche. Atravesamos, dirección norte, la majada de Toneyu, donde estuvimos intentando comprender
porque unos ganaderos estaban subiendo a unas vacas por un sitio, que desde donde estábamos, parecía
algo complicado, pero se nota que no somos ganaderos y que todo eran suposiciones. Seguimos el río del
mismo nombre hasta continuar por la majada de Sabugu, lugar en el que paramos a tomar las 11, con
compañía de alguna que otra vaca.
El camino se hace pedregoso y largo (sobretodo largo… ya que es una bajada de estas que parece que
nunca terminan, menos mal, que al menos es un lugar bonito, por lo menos para los que somos capaces de
levantar los ojos del suelo mientras bajamos) llegando hasta el collado de Angón y en hora. Al fin Quique
podría comerse ese cachopo con el que había soñado por la noche.
El resto de las fotos puedes verlas en el albúm de la ruta desde este enlace.
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